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lunes, 27 de septiembre de 2010

El hombre a quien quiero amar





El hombre al que quiero amar


deberá limpiar la llave oxidada,

que abre la cerradura de mi alma

y entibiarla

con el sol de la devoción

y la esperanza,

y pueda volver a volar

como paloma de paz



El hombre que quiero amar

deberá ser mi compañero

tratándome de igual

respetándome y escuchándome

sin juzgarme, ni reprocharme,

jamás.



El hombre al que quiero amar

deberá hacerme sentir única,

reina en su castillo, ondina en sus aguas,

y alegría perpetua en sus ojos

cuando me mire en ellos

para elevar mi autoestima.





El hombre que quiero amar

tocará las fibras de mi ser

como templando las cuerdas de un violín

y sus acordes en mi piel

se dibujaran en deseos encendidos

en comunión con los de él.





Él, mi hombre, con su amor

me acompañara en mis silencios

correrá tras mis risas

será mi pañuelo en mis lágrimas

respetará sin preguntas mi espacio

y comprenderá tranquilo

todas mis ausencias,

porque sabrá que en todo ello

él siempre está.





Él, siempre él...

hará versos de mis enfados

y de mis huidas prosas

y nuestra vida en común

será toda ella un poema

del más encendido y deseado amor.





El hombre al que quiero amar

paseará sus dedos

por el trigal de mi pelo

mientras mis manos se abrazan a su talle

cuando reposemos el amor

en la vigilia de la visita del sueño.





Mi hombre

será mi compañero de juegos

mi arma en mi lucha

mi contertulio en mis charlas

mi amigo, mi cómplice, mi amante

y mi inspiración eterna.





Mi hombre

me esperará siempre

con el ansia del novio primerizo,

acorralará mis ojos cuando le asedien

y sus manos volaran sobre mí

como alas de cientos

de mariposas.





Mi hombre

me perdonará mis errores

y los enterrará con una palada de comprensión

señalándome el camino correcto

con canastas repletas

de racimos de ternuras.





Y yo a cambio le daré a mi hombre

reposo, en sus guerras

y en sus marejadas, calma

le pondré sonrisas a sus enfados

y mi regazo será su cuna en sus silencios

seré siempre su escalera firme

cuando quiera subir al paraíso.

y no podrá jamás contar mis besos

porque serán eternos en mis labios

para él.



¡¡ Que así sea !!

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