Bendición de lagrimas

Bendito las lagrimas, que cristalizan la colección de nuestro dolor atroz y diluye la Galla negro de nuestras quejas. Bendito lacrimógenos cuya superficie flotan galones oscuros sueños de oro y cuyos antecedentes espectros vagan muertos esperanzas triste. ¡Bendito sea el llanto de los que carpen la desgracia de haber nacido sin hogar y de luto por la desgracia de vivir sin pan. ¡Bendito sea el llanto de los que nunca conoció el cariño de una madre y una esposa nunca supo cuidar. ¡Bendito sea el desgarro, un amigo de alivio que se siente solo y consolar a los que son ardientes triste. ¡Bendito sea el llanto de los que ponen sobre sus hombros la cruz de su cerca y ayudar a escalar la terrible experiencia de la vida. ¡Bendito sea el llanto de los que buscan, vagando por el calor del afecto y encontrar sólo el desprecio de frío. ¡Bendito sea el llanto de los que sufren la injusticia de los ideales que la ingratitud único abogado para la buena cosecha que siembran. ¡Bendito sea el desgarro en el cerebro que se erige un templo a la Verdad y convierte el corazón en un santuario de amor. ¡Bendito sea el desgarro que surge, en caliente, las noches de sufrimiento y brilla como el sol en las mañanas de la redención. Bendito, por último, la lágrima de luz celestial de las auroras y síntesis de rocío del cielo terrenal. Ricardo de oxala