Lacar significa "ciudad muerta", y la destrucción de esta antigua ciudad sucedió como sigue: Vivía en esos lugares, ya hace muchísimo tiempo una tribu, cuyo cacique era de muy malos instintos. No respetaba las tradiciones recibidas de sus mayores y, cruel y sanguinario, hacía lancear al que le desobedecía en lo más mínimo. Muchos indios de su tribu siguieron sus malos ejemplos y la violencia, las discordias y las malas costumbres se esparcieron por todo el pueblo. Nguenechén decidió borrar de la tierra tanta perversidad. Mandó a su propio hijo disfrazado de mendigo a pedir ayuda al cacique. Éste, en vez de darle lo que pedía, se enojó porque un extranjero anduviera mendigando en sus dominios, e inmediatamente ordenó que lo empalaran, es decir, que lo ensartaran en un palo afilado para matarlo. Pero ante el asombro de sus verdugos, cuando iban a ejecutar la atroz sentencia, el hijo de Dios se convirtió en arroyo, y rápidamente se alejó a través de la ciudad. Estaban aún con la boca abierta ante ese milagro, cuando escucharon una fuerte voz que gritó desde lo alto: "Tus maldades serán tu propio castigo". En lugar de arrepentirse ante esos acontecimientos, el cacique se enfureció más aún, pero al llegar a su ruca[1] encontró a su propio hijo muerto. Enteradas de todo esto las machis, convocaron a Nguillatún, o Camaruco, para pedir perdón a Nguenechén y que cesara la inundación, pues una copiosa lluvia se abatió sobre la ciudad desde la desaparición del mendigo e iba a inundar todo el valle. El cacique, que no era creyente, no sólo se mofó de las ceremonias religiosas, sino que hizo matar a los purrufes (bailarines). También destruyó el rehue (altar), cortando las ramas de canelo - árbol sagrado que preside las ceremonias - y para demostrar más su insolencia, bajó la bandera blanca con la que se pedía que cesara la lluvia e hizó la negra; que es para pedir que llueva. Y así fue como el continuo diluvio hizo crecer el pequeño arroyuelo hasta convertirlo en un gran río y sus aguas arrasaron la ciudad, quedando las casas, animales y personas sepultadas bajo el lago que en ese lugar se formó. El insensato cacique fue condenado a navegar, montado en un tronco, sobre las aguas del lago por toda la eternidad. Aún hoy sigue tan despiadado como entonces y durante las tormentas que suelen producirse en el lago, destruye cuanto encuentra a su paso: peces, animales o personas. Por eso cuando las olas se encrespan y los vientos braman en sus costas, todos tienen miedo y se alejan. Autor Desconocido.
14 comentarios:
Una leyenda muy real Yesi, ¿tu crees que se aparta de los caciques de hoy? Hoy según donde vivamos les llamamos de otra manera pero sus hechos son los mismos no?? ¡Que miedo si todos se pudieran a vagar entre nosotros aunque fuera en dueños... nos matarian del miedo!!
TQM mi adorada Yesi
Toda mala acción, tarde o temprano tiene su castigo. Las cosas tienen sus consecuencias.
un bsito :)
Hola Yesi, una gran leyenda como todas las que compartes, esta no la conocia pero disfruto mucho con ellas, espero que sigas compartiendo muchas más, feliz semana cariño, besitos
Muy buena semana para ti también preciosa!! Colmada de buenas intenciones y alguna que otra sorpresa que te envuelvan de algría por tiempo indefinido.
Te he leido me encantó siempre pones cosas que nos hacen meditar.
Un abrazo
Marí
Hermosa historia la del lago Lácar, pienso que el que obra mal tarde o temprano tiene su recompensa...negativa...
Un abrazo Yesi y feliz semana.
Hola Yesi.
Bonita leyenda.
No se de donde sacas estas historias tan bellas y tan agradables de leer.
Es un placer visitar tu blog.
Un abrazo fuerte.
Ricard
siempre me dejas con un sueño mágico. linda historia.
Yesi, la chica que está de blanco eres tú? y la chiquilina que está debajo también?
besos
Hola bonita Yesi...gracias por tu paso por mi casita que es la tuya...en cuanto a la leyenda,desgraciadamente aun encontramos caciques tan malos y daninos como este..tan facil que puede ser dar y recibir amor,,,
se te quiere...besos a tus lindas nenas y uno grandote para ti.
MI SEÑORA, PRECIOSA SU LEYENDA CON LA CUAL CORRABORA LO QUE SIENTO EN LA VIDA QUE NOS CAMINA POR SENDEROS ACTUALES... TODA MALDAD SE PAGA EN UN MOMENTO DADO. MI DULCE DAMA SIEMPRE ES UN PLACER VOLVER A VOS Y DELETITAR MI HUMILDE CORAZON CON SUS LEYENDAS PRECIOSAS... A SUS PIES NOBLE DAMA. QUEDE CON DIOS...BESOS DE AMISTAD.
Hola Yesi, hace unos días que he vuelto, pero ando despacio, paso por unos pocos espacios cada día nada más, asi agradezco a todos vuestras amables palabras durante mi ausencia.
Me ha gustado este cuaento y todos los que te he leído, mientras los leo me vuelvo a sentir niña otra vez.
Un abrazo.
Ambar.
La ira por la maldad del cacique se tornó en un torrente vengativo y su chulería la pagó cara. Eso le pasa por hacer el índio!
Un beso.
Bueno, parece que por tu intermedio, me ilustraré de todas las leyendas del mundo. Merecido castigo recibió el cacique por su maldad y soberbia; y en adelante debemos recordar practicar la compasión con el necesitado.
Besos.
Menos mal que no vivo en el lago Lácar.
De todas formas, ya me cuido de los caciques.
Besos, Yesi.
Gracias de corazon a todos por vuestra visita y por comentar.
♥ OS QUIERO UN MONTON ♥
♥YESI♥
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