Mira la luna con su cielo estrellado
plagado de miles de luces refulgentes,
siente en tu rostro la caricia del viento cálido del otoño
y deja que lleguen hasta ti los olores perfumados
de los frutos y las hojas desprendidos de los árboles
depositados en silencio por el bosque,
preparados para su renacer constante;
y escucha los murmullos generados
por sus invisibles habitantes.
Busca en tu interior aquello que alimenta tu espíritu;
sumérgete en los oscuros rincones de tu alma
para que salgan a la luz tantos deseos incumplidos,
tantos sentimientos ahogados,
semiolvidados por el tiempo
tantas miradas cómplices compartidas,
tantos gestos de ternura que nadie llegó a percibir.
Pregúntale a tu corazón herido
de donde viene ese dolor que sientes;
déjate llevar por ese momento mágico y excitante;
y queda en paz contigo mismo,
mientras transcurre el tiempo lentamente.
(José Nuberu)
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