martes, 24 de agosto de 2010
He venido a ti
para que me toques antes de comenzar el día.
Descansa tus ojos en los míos.
Deja que lleve a mi trabajo la seguridad de tu compañía.
Llena mi mente con tu música
para poder atravesar el desierto del ruido.
Haz que el rayo de tu amor bese las costumbres de mi pensamiento
y recorra lentamente el valle de mi vida
donde madura la cosecha.
Quédate ante mis ojos y deja que tu mirada
ponga fuego en mis canciones.
Quédate entre tus estrellas
para que yo pueda encender en sus luces
la llama de mi adoración.
La tierra espera a la vera del camino del mundo.
Quédate sobre el manto verde
que ha desplegado a tu paso.
Déjame sentir en sus pastos y en sus flores silvestres
la intensidad de mi propio saludo.
Quédate en mi noche solitaria,
en la soledad de mi corazón.
Llena su copa y déjame sentir lo infinito de tu amor.
Deja que tu amor juegue con mi voz
y descanse en mi silencio.
Deja que tu amor brille como las estrellas
en la oscuridad de mi sueño
e ilumine mi despertar.
Déjalo que arda en las llamas de mi deseo,
y que corra en el torrente de mi propio amor.
Déjame llevar tu amor en mi vida
como lo hace el arpa con su música
y al final...
déjame que te lo devuelva con mi vida.
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