viernes, 27 de agosto de 2010
Tus sentimientos se abren paso,
hacia la ternura de tus abrazos,
en los espacios sin fronteras ni resistencia,
se acomoda tu amor con particular inocencia.
Se iluminan tus palabras en la tenue noche vacía,
y surge de improviso tu voz con derivas,
hacia el cauce de la felicidad engarzada,
voy hacia una invencible y sentida travesía.
Me anido a tu puerto y en el arte perpetuo,
de esta brisa serena en sueños arrinconados,
vuelo con los pájaros y en la esencia de vida,
tiemblo de alegría con latidos enamorados.
Mi soledad la conquistas en el brillo de la luna,
me guías entre la niebla que se eleva,
crece tu alma junto a la mía en la hondonada,
y dejas la puerta abierta de mi último proeza.
¡Concédeme por siempre un remanso eterno de paz,
y luego bésame sin límites de espacio ni de tiempo,
la luna sonríe cómplice y tu boca descansa sobre mi piel,
sabré entonces, que deberé nacer de nuevo, otra vez...
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