miércoles, 18 de agosto de 2010
Lágrimas, no fluyan más,
Y si su anhelo es fluir,
hàganlo con suavidad.
No invadan el mundo
desde las pequeñas primaveras
que su flujo supo cultivar,
antes de reposar llegando al mar,
en aquel lecho salobre,
cuya esencia es similar
al de estas lágrimas que corren.
Revuelvan mi corazón,
sobre el ardiente fuego
de mis pálidos deseos;
o dejen que sus torrentes caigan
sobre aquel diminuto juego
de chispas que en el aire se elevan,
para diluirse luego en el calor de las llamas.
Así como se sacrifican sobre el fuego,
mi amor se sacrifica en lágrimas.
Sin embargo, si la tempestad
de mis suspiros las conmueve,
vos también deberàs fluir
mientras mi deseo aun quema.
Ningún alivio le traeràs a mi pena
con sus vanas ansias de ayuda.
¿Porqué la ira permanece impávida
ignorando estas pobres lágrimas,
Avivando mis moribundas llamas?
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